viernes, 28 de julio de 2017

Secuelas de la corrupción


La semana anterior recordábamos que la corrupción, el intercambio entre la falta de integridad y la recompensa, es una relación social. No es solo una cuestión de deshonestidad personal, se requiere a alguien que seduzca y pervierta a otro a la espera de un beneficio, ya sean bienes, poder o dinero. Nos preguntábamos cómo superar esta lacra. A mi juicio, un primer paso es ser conscientes del problema.

Por una parte, los ciudadanos tienen la corrupción como segunda preocupación más importantes, detrás del empleo. Lo cual refleja bien la actual alarma social. Pero ya no tienen tan claro cuáles son las consecuencias de la corrupción. Por ejemplo, su relación intrínseca con la segunda preocupación más importante: la falta de empleo.

No somos conscientes de los graves daños que provoca la corrupción. Entre otros: económicos, puesto que obstaculizan la libre competencia, distorsionan el funcionamiento del mercado y destruyen la competitividad; políticos, porque son la principal causa de la pérdida de credibilidad y legitimidad de nuestros representantes; sociales, origen de la falta de confianza en nuestras instituciones, de la confusión intencionada entre público y privado; morales: desafección, falta de respeto, etc.

Estos daños producen un círculo vicioso: la corrupción produce desconfianza y apatía, y estas permiten a su vez todavía más corrupción. ¿Cómo convertir este círculo vicioso en un círculo virtuoso? ¿Qué puede hacer la ética, de la que todos se acuerdan ahora, para resolver esta situación? Después de las vacaciones, seguimos. Tenemos tiempo para pensarlo.


Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (28/07/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/secuelas-corrupcion_1083929.html

viernes, 21 de julio de 2017

Corrupción: uso y abuso

El otro día tuve ocasión de dar una charla invitado por la plataforma ciudadana Castellón contra la injusticia y contra la corrupción, una iniciativa de la sociedad civil a la que deseo una larga y fecunda existencia, falta nos hace. Vinieron asociaciones y fundaciones de la sociedad civil, curiosos, amigos y, también, nuestros representantes políticos. Podríamos decir, irónicamente, que el tema despierta interés. Otra cosa es saber hasta dónde queremos implicarnos para que el pasado no se repita.

Es curioso como el lenguaje nos engaña. Hasta hace bien poco la definición de corrupción era: «abuso del cargo público para el beneficio privado». De esta forma parece que solo los políticos y los funcionarios pudieran ser corruptos. Pero la corrupción es un juego donde hacen falta al menos dos. De ahí que la definición actual, «abuso del poder en beneficio propio», describa mejor la realidad. Corruptos pueden ser, entre otros: políticos, empleados públicos, empresarios y directivos, representantes sindicales, profesores universitarios, periodistas, presidentes de asociaciones benéficas, miembros de los consejos escolares, etc. En resumen, todo aquel que abuse de una posición para su propio interés.

Pero, como bien decía Ortega, los abusos no son lo más peligroso puesto que la palabra indica casos aislados y poco frecuentes. Si son tan pertinaces y generalizados, ya no cabe hablar de abuso, sino de mal uso. La corrupción es el resultado de los malos usos en nuestras instituciones. Esta normalidad es clave para entender la actual desmoralización ciudadana. ¿Cómo crear usos nuevos?

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (21/07/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/corrupcion-uso-abuso_1082664.html

viernes, 14 de julio de 2017

K.O. Apel in memoriam


Hace unas semanas nos dejó, a la edad de 95 años, uno de los más grandes filósofos que ha tenido el siglo XX y lo que llevamos del XXI, Karl-Otto Apel. Estudió filosofía después de haber sido soldado alemán en la segunda guerra mundial y dedicó toda su vida y su obra a combatir la irracionalidad y la barbarie que dio lugar a tanto horror. Una filosofía crítica con una ciencia que nada quiere saber del futuro de la humanidad y con un mercantilismo que olvida que somos personas y no cosas. Una obra que defiende la argumentación, el diálogo y la búsqueda razonada de acuerdos como única forma de alcanzar una voluntad común.
Quienes tuvimos la oportunidad de asistir a sus clases en la Universidad de Fráncfort, sabemos bien de su profundidad, pero también de sus esfuerzos por la aplicación de sus ideas, por hacer posible aquello que es necesario. Esperábamos sus clases como esperábamos ver el sol. Se nos iba el tiempo volando y seguíamos las discusiones en la calle, hasta la misma puerta del metro con el que volvía a su casa. También sabemos bien de su amabilidad y de su modestia. Unas virtudes que le llevaron a aceptar, con satisfacción y orgullo, ser nuestro segundo doctor honoris causa, en 1993. Era, pues un profesor de nuestro claustro. Un gran profesor.
El mejor homenaje es el más sencillo: reconocer su impronta en el carácter y forma de ser de nuestra universidad, en el corazón de miles de estudiantes que seguirán pensando y viviendo sus ideas. En suma, en nuestra fuerte apuesta por el humanismo y la transformación social.
Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (14/07/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/k-o-apel-in-memoriam_1081294.html

viernes, 7 de julio de 2017

¿Turismo responsable?

Muchas veces hemos criticado en esta columna tanto las malas prácticas como la desidia de nuestros políticos. Es de justicia, pues, que también sepamos reconocer y valorar los esfuerzos cuando se hacen las cosas bien. Me refiero en este caso al anteproyecto de Ley de Turismo, Ocio y Hospitalidad, recién presentado. Es una ley innovadora y avanza en cuestiones clave que afectan a nuestro turismo, como pueden ser el intrusismo de las plataformas digitales o el derecho de los trabajadores del sector a un salario y unas condiciones laborales dignas. Pero, ¿cómo conseguirlo?
Por supuesto que la ley establece las obligaciones y sanciones para aquellos que no cumplan. Pero esta ley se apoya también en la fuerza de los valores, por ejemplo en el respeto y la inclusión. Es una ley que hace una insistente llamada a la participación y a la corresponsabilidad. La ley sabe que sin la implicación de todos los agentes turísticos poco se puede hacer.
Pues bien, encima de la mesa hace tiempo que tenemos un grave problema y es hora de poner a funcionar esta colaboración. Mientras que los beneficios empresariales del sector turístico no paran de crecer, los salarios están estancados desde hace años y las condiciones laborales empeoran. La primera prueba de la voluntad de la patronal y de la propia administración debería ser recuperar el convenio colectivo en el sector de la hostelería, el colectivo más demandado de nuestra provincia y el peor tratado. Si no se quiere colaborar pronto se verán las consecuencias de una palabra que empieza a sonar fuerte: turismofobia.

Domingo García-Marzá. El Periódico Mediterráneo. (07/07/2017)
El texto se puede consultar en la versión digital del Periódico Mediterráneo: 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/contra/turismo-responsable_1079939.html